JUAN LUIS CEBRIÁN: EL AYER Y EL HOY DEL PERIODISMO

Juan Luis Cebrián, director y fundador del periódico El País, señaló en el tercer día de la 62° Asamblea General de la SIP que los periodistas son personas que poseen la capacidad para obligar, cada semana y cada día, a millones de seres humanos a que piensen y digan la misma cosa. Ese es el poder del periodismo.
Son varios los ilustrados pensadores, escritores y filósofos que han hecho algún tipo de comentario acerca de la profesión del periodista. Honoré de Balza proclamaba que la prensa era tan importante que si no existiera habría que no inventarla. Carlos Dickens, director de diarios, tampoco escapó a la tentación de criticar este oficio: “Londres es como un periódico, comentaba, hay de todo y todo está desconectado”.
Sin embargo, en la historia de la humanidad, ¡por Dios que se ha necesitado al periodismo! Ya en las épocas de los grandes reyes, las gacetas (publicaciones periódicas de noticias) eran bien recibidas e incluso se solía elegir a aquellos que iban a tener el privilegio de publicar y difundir los recientes acontecimientos. Así fue como la gaceta se fue universalizando hasta llegar a hoy, cuando Cebrián recuerda los viejos pasares del periodismo.
Incluso es más, Cebrián recordó en aquella Asamblea de la SIP que "el espíritu de nuestra profesión pido enlazar así, nada menos que con la mitología romana y enseguida hubo quien descubrió la conveniencia de llamar mercurios a los diarios". Mercurio además de ser el dios del comercio, es también el mensajero de los otros dioses y el protector de la elocuencia.
El periodista y escritor español no sólo habló de los pasados de la profesión periodística, sino que también se concentró en la realidad actual, haciendo un enérgico llamado de atención sobre la desaparación que están teniendo los diarios de tarde y el auge en que está la información en la red y los cubrimientos de noticias por medio de los teléfonos móviles. "Las nuevas tecnologías y los nuevos comportamientos del consumidor amenanzan la pervivencia del periodismo en su sentido clásico". Sin embargo, recalca que la forma de defenderse ante la hostilidad de los nuevos tiempos es por medio de la seriedad, la profundidad, el debate y la investigación; pero, sin caer en la sobreabundancia de texto. Como siempre: rápido, breve y conciso, las básicas fórmulas que siempre se les enseña a los periodistas.
La idea es que en vez de las tres horas diarias que gastan los lectores o receptores frente al Internet o Televisión, sólo demoren 30 a 40 minutos leyendo el diario en cuestión. De esta manera, se podría frenar, un poco, la supremacía que puede llegar a tener la tecnología. Pero, el detalle que impide que el primer lugar de las fuentes informativas sigan siendo los diarios es la anticipación; algo que sí lo pueden tener aquellos medios tecnológicos (teléfonos celulares, internet, correo electrónico, chats). Sin embargo, Cebrián enfatiza en que estos factores no deben representar obstáculos para el periodista, sino un reto.
La idea es que en vez de las tres horas diarias que gastan los lectores o receptores frente al Internet o Televisión, sólo demoren 30 a 40 minutos leyendo el diario en cuestión. De esta manera, se podría frenar, un poco, la supremacía que puede llegar a tener la tecnología. Pero, el detalle que impide que el primer lugar de las fuentes informativas sigan siendo los diarios es la anticipación; algo que sí lo pueden tener aquellos medios tecnológicos (teléfonos celulares, internet, correo electrónico, chats). Sin embargo, Cebrián enfatiza en que estos factores no deben representar obstáculos para el periodista, sino un reto.
El propósito de esta intervención es hacer un llamado a todos aquellos periodistas que se sienten abrumados por la violenta llegada de la tecnología sobre los métodos de información clásicos y tradicionales, a que vuelvan a sentir el mismo gusto por el contar historias que en antaño, gozar con los inventos y las innovaciones y por sobretodo, "amar la pluma", escribir y comunicar por gusto, no por esclavitud. ¡Ahí está!