

Elinor Trebilcock
Asignatura Taller de Prensa
Profesora Patricia Escalona
Diciembre de 2007
Cuando Ricardo Lagos Escobar asumió la presidencia el 11 de marzo de 2000, muchos le temían. Como es obvio para un ex socialista y activista PPD, los sectores que miraban con recelo eran los más conservadores y el empresariado. Una tensión que surgió a partir de sus creencias ideológicas y por el desafío que le hiciera a Pinochet, frente a las cámaras de televisión, apuntándolo con el dedo índice y refutándolo duramente ante miles de teleaudientes. Hoy, la situación giró en 180° y los dedos sindican a Lagos como el culpable del desastre de Transantiago. Sea cierto o no, Lagos ya pidió perdón.
¡Bip, Bip! Quién iba a imaginarse que el proyecto estrella de la modernización del transporte público nacional iba a terminar así. Llegó el Transantiago y tras él, una cascada de errores y horrores. Se ha lastimado la dignidad de millones de chilenos, las esperas en los paraderos son extenuantes, colapsos en el Metro, agarrones y robos que proliferan por el hacinamiento (según las autoridades alcanza a las 5,5 personas por m2). Casos de asfixia, desmayos y hasta Tito Castillo, uno de los fundadores de la Escuela de Periodismo, con vasta trayectoria en medios regionales, falleció de un ataque al corazón mientras hacía trasbordo en la línea Uno del Metro de Santiago. Coincidencia o no, el Transantiago y el Metro, deberían trabajar de la mano para otorgar un buen servicio a la comunidad y no ser el mal de la sociedad y de pasadita, de los últimos dos gobiernos de la concertación.
Como si esto fuera poco, una seguidilla de enjambres sísmicos ha sacudido al país. Desde inicios de año, muy cerca de la inauguración del revolucionario sistema de transporte (y vaya qué revolución), el pasado 10 de febrero, comenzaron los remezones en la región de Aisén, norte, capital, IV, V y VI región. Una cadena de turbulencias. Hay más, porque no sólo la tierra está con tiritones, también la política chilena. El caos a nivel político y gubernamental es tal, que parece un recreo de jóvenes que nunca antes habían conocido la ansiada libertad. Desmando, desorden, incoherencias. En los jóvenes e infantes de “pequeños” y no de apellido, se puede aceptar; pero en el aparato estatal….la cosa está muy lejos de ser aceptable.
Quiebre en la concertación por la abrupta puesta en marcha del Transantiago y sus correspondientes informes posteriores. Quiebre en la democracia cristiana por la disidencia del senador Adolfo Zaldívar. Eso sí, hay que advertir que esta actitud fue siempre como la “crónica de una muerte anunciada”. Una situación similar a la novela del escritor colombiano Gabriel García Márquez, donde el realismo mágico, en el caso chileno, surge de los sempiternos “dimes y diretes” que suelen terminar en divisiones y desacuerdos. Esta analogía viene al caso, puesto que el transporte público nacional es una copia del Transmilenio que se implementó en Bogotá a principios del 2001. El sistema de transporte colombiano, tal como se puede revisar en el sitio de la Alcaldía Mayor de Bogotá D.C., aclara que “el proyecto metro es el componente principal del sistema de transporte de la ciudad. Sin embargo, por no contar con la viabilidad financiera correspondiente, su ejecución está aplazada indefinidamente”. Otra coincidencia.
UNA MALA COPIA O COPIA DE UN MAL SISTEMA
En Colombia, distintos medios de prensa anuncian al Transmilenio como una “solución subdesarrollada” y como “el metro de los países pobres”. Bogotá tiene 7 millones de habitantes y desde su inauguración tampoco ha estado exenta de problemas. Hoy, 22 de diciembre, los titulares de la prensa colombiana anuncian el paro indefinido de los trabajadores de la empresa Transmilenio, en protesta por los bajos salarios, lo que afectará, al menos, 800 mil usuarios. Los trabajadores representan el 20%, ya que con el 80% ya se llegó a un acuerdo salarial, y también reclaman por el estado de las máquinas que, según dicen, es totalmente precario. Los bogotanos exigen un metro, la ciudad no da más con la contaminación y los intentos de tener un transporte alternativo, ha sido muy mal ejecutado y lo que hay es “pura chatarra”. Además, denuncian un monopolio en el actual sistema de transporte, que no permite competidores; aunque sigan existiendo los pequeños y medianos transportadores, puesto que, simplemente, el Transmilenio está lejos de poder transportar a todos los bogotanos.
Fuentes:
http://pqr.contraloriabogota.gov.co/intranet/contenido/dependencias/0/transmilenio+pasajes.pdf
http://colombia.indymedia.org/news/2006/05/41598.php
http://www.infinita.cl/titulares/despliegue.tpl?fecha=21/12/2007&hora=09:35:57
Talvez sea ese el motivo, por el cual Ricardo Lagos Escobar quiso ponerle mayor énfasis a la ampliación del metro; aún sin contar con el financiamiento adecuado. Entonces, se llegó a un acuerdo según el cual, la empresa Metro se comprometía a pagar por las nuevas extensiones, siempre y cuando, el nuevo sistema de transporte público le asegurara un aumento en el flujo de sus pasajeros. De esta manera, recaudaría y hasta, duplicaría el dinero invertido en dicha dilatación de kilómetros. Algo que se cumplió de cierta manera, puesto que hoy es fácil observar el atochamiento y los vagones colapsados en horas “pick”.
Pero lo que más le duele a Lagos, es el clima de hostilidad que se está viviendo en la política chilena, “Acá se están perdiendo las formas, las formas de entendernos entre los chilenos, la descalificación, la utilización de adjetivos impropios para el lenguaje político. ¿Qué es lo que ve la opinión pública? (se pregunta a sí mismo). La opinión pública ve una guerrilla cotidiana y creo que así no se construyen países”. De paso, aprovechó para defender a la Presidenta Bachelet, quien según él, ha sido blanco de “faltas de respeto”. Eso sí, no se quedó atrás al momento de señalar que en el caso EFE y Biotrén, la responsabilidad es del gobierno actual.
La democracia cristiana, uno de los bastiones de la concertación es, hoy, víctima de este clima agresivo y divisionista. El senador, colorín, Zaldívar y sus “pelirrojos” seguidores, ya están en planes para crear un nuevo movimiento. Así lo dejó entrever el propio expulsado de la DC, el pasado 13 de diciembre en el Colegio Don Bosco. Con las manos en alto para arengar, proclamó enérgicamente; “¡Vamos a construir un gran movimiento y les quiero decir que este movimiento tiene que ser por Chile, para Chile y por su gente!”
Mientras tanto, aparecen en escena, Eduardo Frei, Andrés Zaldívar, Marcelo Trivelli y Jaime Ravinet al más puro estilo de “los cuatro mosqueteros” (cuatro, por la suma de nombres), para proponer vías de avenimiento que, al parecer llegan tarde y sin futuro.
Hay otro personaje que también optó por marcharse; Ricardo Lagos Weber. De un día para otro, se fue para la casa con mochila al hombro y otros planes. Su afán es, ahora, la senaduría por la Quinta Región costa. Talvez intuyó el vendaval que se le vendría encima, cuando su padre fuese indicado, con el dedo, como el más grande responsable del “transfiasco”. Así ocurrió. Primero, con el informe realizado por la comisión investigadora de la Cámara Baja que el 12 de diciembre, fue aprobado con 88 votos a favor y 8 abstenciones, tanto de la izquierda como de la derecha. El texto detalla cada error y los hallados culpables por el mal diseño y ejecución del sistema de movilidad. Esta comisión trabajó durante siete meses y estuvo integrada por Patricio Hales como presidente, Carlos Montes (PS), Isabel Allende (PS), Ramón Farías (PPD), Jorge Burgos (DC), Carlos Olivares (DC), Alejandro Sule (PRSD), Patricio Melero (UDI), Gonzalo Uriarte (UDI), Claudia Nogueira (UDI), María Angélica Cristi (UDI), Karla Rubilar (RN) y Cristián Monckeberg (RN).
El más grave error del Transantiago, según el informe de los diputados, fue el haber iniciado el plan tempranamente, siendo que todos los documentos advertían que aún no estaban las condiciones requeridas para operar. Otro detalle en el que hubo consenso fue en la falta de una institucionalidad responsable para llevar a cabo el proyecto, por parte de los gobiernos de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, respectivamente. Crasa equivocación; hoy el sistema ocasiona pérdidas mensuales por un valor superior a los 40 millones de dólares.
Algunos sitios web, como transhumor.atspace.com, han surgido para reírse un poco de los disgustos del Transantiago. Transhumor invita a “transreirse un poco”.
Continuando con el análisis de los actores políticos; Lavín hace un buen tiempo que intenta entrar en el juego y pasearse por el Palacio de La Moneda con un salvavidas en la mano. Un rol que incluso le ha ganado simpatías entre personeros del oficialismo y hasta con el mismísimo, Ricardo Lagos Escobar, quien fuera su contendor en las elecciones de 1999, disputando la presidencia del país. Al respecto del “lavineo”, Lagos ha dicho que “Lavín se ha ganado un espacio en la política chilena”, concordando con su afán por consensuar políticas públicas.
A pesar de sus reconciliadoras palabras, Lagos parece ser el bandido de este cuento. Un reciente informe elaborado por ingenieros en transporte de la Universidad de Chile y publicado el 16 de diciembre, en el cuerpo D de El Mercurio, asegura que el Transantiago no fue un error, sino una “premeditación”. La notoria baja de buses circulando por la capital a partir de febrero, (4.800 buses), era, simplemente, un hecho calculado para demostrar a los privados que el negocio era rentable y así captar más inversionistas. La investigación también arrojó que este sistema fue diseñado para “asegurar la viabilidad económica del Metro, empresa que financió gran parte de la extensión de sus líneas, tras el pedido que le hiciera Lagos. Estaba todo pensado; el atochamiento, la baja de buses, etc.
EL PERDÓN DE LAGOS
Lagos pidió disculpas por el mal funcionamiento del Transantiago y asegura no llegar tarde, porque “Siempre he reconocido que el Transantiago no funciona bien. Mi error no ha sido el tema de la institucionalidad, puede ser el haber supuesto que era posible tener las redes troncales y los alimentadores trabajando de una manera mucho más fluida. El problema es que nunca han trabajado de manera fluida; porque hasta hoy no hay manejo de flota, pero ese ya es un tema técnico.” Además, el ex jefe de estado dijo que “lo que ha pasado, en consecuencia, es que había un conjunto muy grande de tareas que tenían que estar realizadas y no estaban cuando comenzó el 10 de febrero”. Nada nuevo, pero perdón al fin.
Los que aún no se muestran muy dóciles, antes estas excusas, son los capitalinos. Según una encuesta realizada por El Mercurio-Opina, al 48% le pareció mal sus disculpas y un 87% las estimó tardías. En cuanto al grado de responsabilidad, un 41% opina que Ricardo Lagos tiene una mayor deuda respecto de Michelle Bachelet a quien sólo le dan un 4,8% de error en el Transantiago.
Aún con todos los disgustos que ha generado el sistema, el Transantiago tiene su lado bueno. Es importante reconocer lo que ha dicho Lagos en algunas oportunidades. Ya no se ven esas locas carreras de buses, acelerando para captar un nuevo pasajero. Los escolares dejaron de tener que rogar y “suplicar de rodillas” para que el conductor los lleve hasta sus destinos, aún portando carnet escolar. Otro buen avance, fue la disminución en el número de asaltos, a mano armada, a los choferes de micros; situación que se logró gracias a la eliminación del pago en efectivo. Algo que cambió, pero que pronto tuvo un reemplazante. Ahora los “operadores” del Transantiago son víctimas de improperios y manotazos dados por los propios pasajeros. Antes los dueños de microbuses gozaban de un fuerte poderío que les permitía organizar cuántos paros quisieran. Un hecho que Lagos recuerda en su carta, enviada a Patricio Hales, de esta manera: “el bloqueo de las las principales calles y avenidas de la ciudad en el paro convocado por dirigentes gremiales del sector en agosto del 2002, fue un hecho que marcó un punto de no retorno en la necesidad de modernizar este sector”. Es menester agregar que ya no se ven buses circulando semivacíos por el centro de la ciudad. Al fin, un ¡Bravo!
Esas son algunas mejorías que vienen a ser como la guinda de la torta, pero la torta sigue teniendo sinsabores. Las familias siguen disgregándose, a raíz del largo tiempo que pasan trasladándose de un lado al otro de la ciudad. Los femicidios aumentan, no se sabe si producto del Transantiago o por un problema sociológico que afecta a nuestro de Arica a Magallanes. En fin, una dramática realidad que abate a Chile.
¿Dónde está la solución? Al menos, no en el abortar planes y cargos. No a la manera de gritar ¡paren el mundo que me quiero bajar! Nooooo.
El arreglo deben estar en las ideas, en la planificación-acción y “menos cháchara”, o bien, por la simple voluntad de querer salir adelante. ¿Cuáles de los actores políticos mencionados tienen esa determinación? Cortázar es, por el momento, la carta que está usando Bachelet para superar el caos. Eso sí, a punta de frenazos y entre la espada y la pared, ya que le rechazaron su renuncia. El 22 de diciembre aparece en la Revista del Sábado reconociendo que su trabajo como Ministro de Transporte ha sido lo más difícil que le ha tocado en la vida. Y que “trata de de evitar que el temor al fracaso, lo paralice”; eso, aunque señala haber pasado varias noches con insomnio e incluso haber derramado un par de lágrimas por el, tristemente, célebre Transantiago.
Reaparecieron los bombazos, como en épocas de rebelión contra el régimen militar. Una explosión afectó a la sucursal de Telefónica en la comuna de San Miguel, destrozando ventanales y parte de la estructura del inmueble. Otro artefacto explosivo dejó un forado de 50 centímetros en el muro trasero de la Prefectura de Carabineros de Ñuñoa. Ambos sin desgracias personales. Hoy en vísperas de navidad, un llamado telefónico anónimo denunció una bomba en el edificio de Endesa, ubicado en calle Santa Rosa, comuna de Santiago. Al lugar llegó personal del GOPE de Carabineros para evacuar el reciento, a modo de investigar la veracidad del anónimo. Tras las pericias se determinó que la situación correspondía a una falsa alarme. Algún “chistosito” de Navidad, algún trabajador que quería capear horas de trabajo o algún malhumorado pasajero del Transantiago. Sea quien sea, no está contento.
El desorden apremia al sector político del país. A nadie le cabe duda de que el actual gobierno de Michelle Bachelet ha dado zancadas y tropiezos en una u otra cuestión de Estado. No le ha sido fácil. Problemas de corrupción, como el caso de Chiledeportes, EFE, las falsas facturas de Publicam y sobre todo, el talón de Aquiles de la Concertación que es el bullado Transantiago. El Aquiles dicen que está interpretado por Ricardo Lagos, siendo que en el diseño y gestación hubo un gran personal detrás. Alguien tenía que “pagar el pato”; ojo porque esta locución no hace referencia al ave palmípeda, sino que a la pronunciación antigua de la palabra “pacto”: Esta simpática expresión surge en la Edad Media, cuando se buscaba justificar las acciones contra la población judía de los reinos españoles, puesto que éstos tenían un “pacto” con Dios (véase el Antiguo Testamento) y por tanto, se consideraba que los sufrimientos que les infligiesen los cristianos eran una justa contrapartida. A “Ricardito”, como le decía su mamá Emma Escobar Morales, quien falleció de 108 años, le tocó “pagar los platos rotos”.Muchos políticos dicen “al fin”. Otros, como la oposición aseguran que no es suficiente. Se cree que quieren sacar a Lagos de la competencia política y dejarlo sin posibilidad de recandidatearse como presidente de la República. Pero Ricardo Lagos, papá, se mueve como pieza de ajedrez. Siempre con una estrategia. Siempre predeterminado a hablar o no. Esta vez, abrió la boca para pronunciar un mea culpa y le salió el “tiro por la culata”; que quiere decir…., que peligra su opción de ser candidato presidencial. Su aprobación bajó drásticamente. Muy atrás quedó el respaldo del 70% que tuviera el ex presidente al abandonar La Moneda.
En Transantiago la vieja y querida micrito o "liebre", ahora será bus o "alimentador"; el micrero, conductor, y los pasajeros, clientes….
Según las propias palabras de Lagos, el plan constaba de dos ejes: continuar con el programa de autopistas concesionadas, que se inició bajo el mandato de Eduardo Frei y cuyo fin era brindar mayor rapidez al transporte privado; para alivianar el tráfico del transporte público. El segundo eje era la ampliación del Metro de Santiago, cuya próxima meta es llegar a los 105 km de recorrido, con la extensión de la línea de Maipú y Los Dominicos. “Mientras el país crecía y se acercaba al mundo desarrollado, las micros amarillas eran un símbolo del atraso en el ambicioso camino al desarrollo”; así está escrito en la carta de Lagos.
Otro párrafo que llama la atención de su carta, es cuando hace mención de que el diseño del plan era un conjunto de tareas que debían ser desarrolladas por el sector público y otras por el sector privado. Por lo que la responsabilidad recaería en ambos sectores. En el ámbito político ni siquiera ha sido tema la influencia que podrían tener los privados. Sólo se escarba en el sector público, como si los privados fueran invisibles e “impensantes”.
La carta que hizo llegar Ricardo Lagos a la celebración de los veinte años del Partido por la Democracia (PPD) fue muy bien valorada por los cuatro timoneles de los atrincherados de la Concertación y seguidores. Desde la fundación Democracia y Desarrollo, el refugio que el ex presidente adoptó luego que dejara La Moneda, Lagos emitió una declaración pública en que reconoce el “dolor” que ha ocasionado el Transantiago a mucha gente, “particularmente a las familias más modestas…A ellos les pido mis excusas más sinceras, a ellos les reitero mi afecto y cariño", aseguró con los ojos brillosos, el ex mandatario. En la ocasión, asumió la responsabilidad que le compete por "haber tomado una decisión indispensable para que Santiago sea una ciudad moderna, con un sistema de transporte integrado".
A pesar de las escenas de disculpas y congoja; el informe de la comisión investigadora de la Cámara Baja no sólo apunta al ex presidente Lagos como el máximo responsable, sino también responsabiliza a la actual mandataria, Michelle Bachelet y a una treintena de ministros y altos cargos de ambas administraciones. Ante el resultado de este informe, la Presidenta Bachelet se apuró en defender la obra concertacionista y al ex mandatario Ricardo Lagos: "Mi llamado es a que también reconozcamos las cosas que hemos hecho en el país, que no sólo veamos los vasos medio vacíos, que veamos también los avances, porque desde esos avances nos permite ver lo que nos falta", declaró la jefa de Estado.
Es importante aclarar que se está frente a un problema que depende de una vasta gama de personas. Los errores forman parte del crecimiento espiritual, humano y profesional. Lo más probable es que en el saldo, los gobiernos de la concertación acumulen tantos dardos positivos como negativos. El acto de Ricardo Lagos Escobar es bueno y tal como lo destacó el senador Carlos Ominami (PS) es un “gesto de humildad”. Las personas necesitan saber cuando el otro está sentido, sobretodo si ese sentimiento viene de un político. Se conocieron los nombres de algunos responsables; se sabe cuáles y/o dónde estuvieron algunas de las fallas. La ley dirá el resto. Dios dirá el resto. Y que se cumpla el conocido refrán “errar es humano, enmendar es divino”. Es hora de ponerse a rezar. Amén.