lunes, 3 de marzo de 2008

EL "ORA GÜEY" HECHO ARTE


Elinor Trebilcock
Asignatura de Taller de Prensa
Profesora Patricia Escalona
Diciembre de 2007



La pega de “ser buey” es un poco injusta. Primero, no se le conoce tanto como a la vaca y segundo; es visto como la versión maligna de la “tierna vaquita” que da leche y mantequilla. Como si fuera poco, el buey es el resultado de una castración; antes era toro. Se le mantiene sólo para el engorde, el arrastre de arados y carros en las faenas agrícolas y para el mero sacrificio. El buey fue, en un principio, motivo de insulto en México. Ahora es un coloquialismo y así como los chilenos usan al “huevo grande” para referirse al otro, en las calles de los mariachis, el taco y el tequila el ¡Ora Buey! se retransmite a vivas voces. Sólo faltaba que el buey fuese pieza artística. Pero, para alivio de esta raza bovina, no son ellos los que se exhiben; sino, sus cuernos.

Aunque poco se sabe del arte en cacho de buey, esta modalidad existe desde épocas pretéritas como en tiempos del pueblo prehispánico “picunche”. En ese entonces, se tomaban las astas de los bueyes para confeccionar herramientas de uso doméstico y la tradicional vasis que servía para tomar chichi (licor de uva fresca).El “cacho de chicha” es un elemento común en las fiestas populares del campo chileno. Pero, los cuernos han llegado mucho más lejos y hoy se les puede ver en forma de peinetas, botones, agujas, collares, cubiertos de mesa y otros. Su éxito y difusión en Chile, se debe, en gran parte, a la familia Betancourt que por años se ha mantenido innovando y creando nuevas formas con estas protuberancias óseas que tanto han servido para retratar infidelidades. ¿te pusieron los cuernos?

Ya son tres las generaciones de los Betancourt que se han dedicado al trabajo con cacho de buey. Juan Hernán, el abuelo, siguió por la senda de los cachos de chicha. Su hijo, Hernán, optó por dar rienda suelta a su creatividad y comenzó a fabricar finísimas peinetas y utensilios de cocina. Los hijos de Hernán, Claudia y Cristóbal fueron aún más lejos en cuanto a originalidad y dieron forma a atractivos diseños en joyas, orfebrería orgánica, que se pueden ver en www.walka.cl y las propuestas de arte visual del hijo varón, www.cristoballisperguer.blogspot.com.












CHILE PRESENTE EN LO INTERNACIONAL

Una tarde de diciembre, en pleno corazón del Parque Bustamante se levanta la 34° Versión de la Feria de Artesanías Internacionales. Un lugar que sorprende por la diversidad de formatos, colores, artesanías y precios.

Esta feria multicultural permite, al visitante, realizar un viaje por los distintos países que exponen, a través de su artesanía y alimentos típicos. También entrega la opción de revivir las raíces chilenas, por medio de varios stands que se instalaron allí para convocar lo más popular de Chile.

El taller Las brujas de Vichuquén atrae a los visitantes por sus decorativos en greda blanca. El taller Cordillera Azul, en tanto, deleita el paladar de quienes degustan por $1.000.- el vino dulce Chicolalo. ¡Una delicia! La región del Maule se hace presente con su Taller Encanto de Uraco y el coirón transformado en forma de sombreros, aros; etc. La cultura mapuche se luce en Textil Rayen Folle (relleno de flor de canelo), con prendas tejidas que llevan el nombre de quien la tejió.

“El salmón chileno es muy rico”; pero, quién diría que con su cuero se pueden hacer interesantes objetos. La Corporación Canto de Agua Copiapó muestra el arte de trabajar con el cuero de ese pez rojizo. Amares, quien atiende el stand norteño señala que “el salmón dorado se comenzará a cultivar en el norte y eso abaratará los costos de confección en este tipo de artesanía”.
http://www.arenaflores.cl/

EL COLOR DEL CARIBE

Haití contagia con el ritmo y colorido de sus obras. Los cuadros ilustran niños contentos y jugando por las calles. Cuba parece un rincón carnavalesco con sus simpáticos magnetos para refrigeradores. Diversos motivos, en miniatura, como frutas, botellas de ron, llaveros, zapatillas, negras afro, tambores y sandalias se observan a lo largo del stand. Alegrarían el refrigerador hasta del más escuálido comensal. Ecuador pone un toque religioso en el lugar e ilumina los ojos de quienes concurren a su espacio para contemplar las figuras santas y celestiales. Sobre la pared lateral del stand se erige un hermoso Crucifijo de madera y plata que posee un valor inigualable; pero, que alguien podría comprar por tan sólo $70.000.-

LA FAMILIA “CACHO”

“Es desecho orgánico, incluso sirve para abono”, dice Cristóbal Betancourt. Detrás del mesón del stand, atiborrado de artesanías con cacho de buey, el último exponente de la familia Betancourt recuerda que heredó la “pasión por el material óseo”, observando a su abuelo. Todo ocurrió un verano, cuando pasaba vacaciones con su abuelo Juan Hernán en la Playa de Algarrobo.

Apenas se despegaban sus pestañas, Cristóbal corría hasta el taller de su “nono” para observar, a través del polvo suspendido en el aire, cómo su abuelo trabajaba con enormes cuernos de buey. Una imagen que le producía algo de temor. Sabía que esos cuernos habían pertenecido al animal que más respetaba por su grandeza y seriedad. Pero, al ir viendo cómo su abuelo trabajaba con tanta ternura y dedicación, mientras pulía y limpiaba, cada uno, de los trozos blanquizos que compraba en los mataderos, comenzó a sentir una cierta atracción por el material.

Más tarde, Cristóbal observaría a su padre, quien lograba convertir los prehistóricos cuernos en delicadas peinetas. “Lo bello de los cuernos, es su diversidad tonal. Hay en distintos colores; blancos, cafés, beiges, negros e incluso algunos destellan colores azules o verdes”.

Los cuernos de vaca o buey se ponen flexibles, una vez que entran en contacto con el fuego. “Se pueden estirar y condensar como un chicle, hasta que uno le da la forma que quiere”.

El cacho de buey es una tradición para la familia Betancourt. El abuelo aún se mantiene fabricando cachos para tomar chicha. En los períodos de fiestas patrias, casi no duerme de tantos pedidos especiales que le llegan. El padre fabrica peinetas, cucharas y pocillos que se venden a precio de cristal. Claudia, la nieta-hija, realiza mezclas exóticas e interesantes entre cacho y plata. Sus diseños se pueden ver en el Museo de la Moda, en el Ritts Carlton Hotel y en las tiendas del Observatorio de Lastarria. Cristóbal, quien aportó los datos para esta crónica, es un artista visual que gusta de experimentar con el óleo, la performance, escultura y otros; pero, siempre con algún pedacito de cuerno por ahí. ¡Ora, pués!

WALKA: fonos 08 - 738 6298, 717 9262. http://www.walka.cl/
HERNÁN BETANCOURT: Camino El Estero 221, Algarrobo Norte, fono (35) 48 7374.
CRISTÓBAL BETANCOURT: fono 682 0389, kleerabioso@gmail.com.